Colección de Lotería Nacional 1980
Especial dedicado al Periodismo Español

Bajo el encristalado patio, con corridas galerías en el primer piso, levántase airosa la planta tipográfica de esta editora periodística de finales del siglo XIX. Nuestra prensa ha perdido los viejos moldes artesanales y se dispone a disfrutar de aquellos elementos técnicos entre los cuales la rotativa representa un paso de gigantesca rapidez. En este caso, trátase de los talleres del diario El Liberal, de Madrid, que cuando se instalaron en la calle Marqués de Cubas, significaron el último adelanto de la técnica al servicio del cuarto poder.

Hasta que los modernos medios de información – cine, radio y televisión – surgieron en la vida española, y mientras aparecían los extraordinarios de la prensa con sorteo de Navidad -, tomada la lista de la Lotería – en el al oído, los periódicos y agencias de prensa solían exhibir las columnas de los primeros premios en carteles o albaranes colocados en los lugares más céntricos de las ciudades. Era la manera de anticipar en pizarras y transparentes los resultados, ante la desbordada curiosidad de las gentes que no habían podido asistir al sorteo.

El primer periódico cotidiano español fue el Diario Noticioso Curioso-Erudito y Comercial, Público y Económico, fundado en Madrid el año 1758 por el fecundo periodista turolense Francisco Manuel Mariano Nipho y Cagigal, quien se ocultó en esta empresa tras el seudónimo de Manuel Ruiz de Uribe, uno más de los muchos falsos nombres como empleo en su quehacer periodístico. Este Diario de Madrid – que también se llamó así – inaugura entre nosotros la consolidación de la periodicidad cotidiana en la Prensa, que a partir de entonces, se proyectaría sobre otras ciudades: Barcelona, Valencia, Sevilla, Cádiz, Zaragoza, etcétera.

Fue el Marqués de Santa Ana – que tal título nobiliario le fue concedido por sus extraordinarios méritos al servicio de la Prensa – un sevillano laborioso y emprendedor, de tan lúcida como provechosa actuación periodística, hasta tal punto que su personalidad dio un gran impulso al periodismo popular en nuestra patria: introdujo los reporteros, los vendedores callejeros y la publicidad comercial. Con la fundación de la madrileña gaceta La Correspondencia de España (1848-1925), planteó las bases del “cuarto poder” como fenómeno industrial, basado en las más audaces técnicas empresariales.

Aquí se ofrece la vista parcial de una redacción madrileña de principios de siglo, cuando todavía el quehacer de los redactores transcurría recogido en el espacio de un salón. Mientras el director, de pie, lee atentamente un diario, doblado por la mitad, el conjunto de los redactores escucha atento. Trátase de un momento de trabajo en la sala de redacción del periódico La Epoca (1849-1936), gaceta conservadora y aristocrática, dirigida a la sazón por el segundo marques de Valdeiglesias, don Alfredo Escobar y Ramírez.